"Celebrar la misericordia. ‘Dejaos reconciliar con Dios’".
El tiempo de Adviento que ya estamos viviendo, constituye una etapa muy especial en la vida del creyente, puesto que nos da la posibilidad de celebrar de verdad la misericordia de un Dios que siempre está dispuesto a acogernos, claro que en esto juega mucho el hecho de querer dejarnos reconciliar.
San Pablo en su segunda carta a los Corintios (2 Cor. 5, 20) nos invita a dejarnos reconciliar con Dios, y es que en verdad de esto se trata todo, de querer buscar el perdón de Dios , toda vez que constituye el punto de partida para el cambio de vida, tan necesario para lograr alcanzar esa vida buena a la que Dios nos llama.
¿Pero cómo lograr de verdad vivir según el querer de Dios? … la respuesta es sencilla, tratando de descubrir día tras día aquella verdad que Dios Padre a través de su hijo Jesucristo nos ha revelado; lamentablemente nos hemos alejado de la verdad real que es Dios, para ir tras un a verdad muy a nuestra medida, la cual nos termina apartando de aquel que debería ser el centro de nuestra vida.
Es por este motivo que el Papa Benedicto XVI, manifiesta que “En nuestro tiempo una de las prioridades pastorales es sin duda formar rectamente la conciencia de los creyentes porque… en la medida en que se pierde el sentido del pecado, aumentan los sentimientos de culpa, que se quisiera eliminar con remedios paliativos insuficientes. A la formación de las conciencias contribuyen múltiples y valiosos instrumentos espirituales y pastorales que es preciso valorar cada vez más" Y añadía: "Como todos los sacramentos, también el de la Penitencia requiere una catequesis previa y una catequesis mistagógica para profundizar el sacramento per ritus et preces… Además de la catequesis hace falta un sabio uso de la predicación, que en la historia de la Iglesia ha asumido formas diversas según la mentalidad y las necesidades pastorales de los fieles" (ibídem).
Junto a una adecuada formación de la conciencia moral y una madurez de vida y celebración del sacramento, se necesita favorecer en los fieles la experiencia del acompañamiento espiritual. Precisamente por este motivo, seguía observando el Papa, hoy "se necesitan ‘maestros de espíritu’ sabios y santos", exhortando a los sacerdotes a "mantener siempre viva en sí mismos la conciencia de que deben ser ‘ministros’ dignos de la misericordia divina y educadores responsables de las conciencias", inspirándose en el ejemplo del cura de Ars, san Juan María Vianney, de quien precisamente en este año recordamos el 150 aniversario de su fallecimiento (Cf. ibídem).
Que estos cuatro domingos de adviento nos ayuden a encontrarnos y a encontrar de verdad el camino que nos lleve a lograr que Jesús niño nazca en nuestros corazones.
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